viernes, 30 de septiembre de 2016

LA 108ª, EN CASA Y CON SENSACIONES CASI "OLVIDADAS"

El resumen más claro de mi 108 media maratón sería algo así...el cuerpo humano es la leche.
Había trabajado la tarde del viernes hasta las diez de la noche...a las cinco de la mañana del sábado ya estaba en pie para comenzar a las seis de nuevo mi jornada laboral hasta las dos (gracias Santi por el cambio de turno y a mis compañeros del departamento de Hilo Técnico por aguantar mis "frikadas" e incluso hacer una porra para saber qué tiempo haría en la carrera).
Tras las ocho horitas de curro, llegaba a casa a las dos y cuarto...ducha, un plato de macarrones y a tumbarme un rato hasta las cuatro.
Aunque apenas durmiera, por lo menos poder descansar un poco mis castigadas piernas.
Cuando me incorporé de la cama, me dolía todo el cuerpo e incluso tenía el estómago alterado fruto del cansancio del trabajo y la falta de sueño...la cosa , a priori, no pintaba nada bien.
Habíamos quedado con Noemí Labara a las cinco menos cuarto en la Fábrica del Tiempo para una pequeña entrevista y foto de los tres corredores locales o con gran vinculación somontanesa que íbamos a participar en la media y que hemos superado las 100 medias maratones.
Para los curiosos..José María Chéliz con 76 años, correría en Barbastro su 149 media maratón, José Vicente Hernández (que a pesar de ser valenciano y en la actualidad vivir en Lérida, siempre tendrá un gran pedazo de corazón en Barbastro) con 51 años, la 136 y yo, con 41 cumplidos el mismo día, la 108....393 medias maratones entre los tres...no está nada mal.
Tras la foto y los saludos, "huyo" hacia el coche a cambiarme, porque el tiempo se nos está echando encima...el adelanto de media hora en la salida nos ha trastocado a todos los planes y queda poco margen para distracciones.
Me coloco ese dorsal 41 (por los 41 años que cumplo este día) y que pedí me asignaran a mis amigos Eduard y Enric de la empresa de chips ITER 5 y con los que me une una bonita amistad desde el primer año en que decidimos confiar en ellos para trabajar en nuestras carreras.
Una vez cambiado y mientras me dirijo hacia la zona de salida, me encuentro con David Bestué y su mujer, Ana, que va a debutar en la distancia (¡con un par!...), y me dice que si voy a ir al ritmo como en Logroño para la "hora y cuarenta" igual se viene conmigo.
En principio esa era la idea , pero, voy a intentar acompañar a Raquel hasta Pozán a un ritmo de 4'22" (aproximadamente) y luego ver lo que pasa en la bajada.
Tras la foto de grupo del Club, nos vamos hacia la línea de salida a esperar el pistoletazo.
Sigo mi ritual particular de siempre antes de cada salida y sin el cual estoy seguro de que me sentiría desprotegido.
Me estoy poniendo nervioso porque no hay forma de que el GPS del reloj se active y eso me está desquiciando.
Cinco y media de la tarde. suena el disparo, arrancamos, vuelvo a mirar mi muñeca para ver si se ha activado, pero veo que sigue buscando satélites...¡qué horror!.
El comienzo de esta carrera siempre es muy rápido...la excitación de la salida , los conocidos aplausos del público y el tramo en bajada hasta llegar a Corona de Aragón hace que se salga a una velocidad muy superior a la que debiéramos.
En el Paseo del Coso está el primer kilómetro...mi reloj sigue buscando satélites, así que no tengo referencia real del ritmo que llevamos, pero creo que es a "4' poco"...demasiado rápido, para variar.
Hasta que no comenzamos la subida por la Avenida de Navarra aquello no comienza a normalizarse y a situar a cada uno en su sitio.
Al comenzar la subida y casi, como es tradición estos últimos años, saludo con mucho cariño a mi querido amigo Eduardo Gramisel que está al lado de las "escaleretas".
Lleva varios años que, desgraciadamente, no puede correr y sabiendo lo que le duele eso y lo que supondría para él estar aquí, le dedico un gesto y unas palabras que me salen del alma...ojalá un día lo pueda volver a ver trotar., porque sé que en ese momento él será muy feliz.
Llegamos al puente de las Capuchinas y arrancamos la bajada del Silo hasta cruzar el Puente de Santa Fé donde está ubicado el kilómetro dos.
Le digo a Raquel que saliendo a la carretera estarán las bicis de acompañamiento de las chicas.
Pero al salir a la comarcal sólo veo a su marido David con la bici esperándonos y diciéndonos que, además que no hay bicicletas de acompañamiento para las chicas, ella va la cuarta.
Desde la salida había localizado a dos ilustres veteranas, Luisa Larraga y Nuria Sierra, pero no me dí cuenta que se nos había "colado" una tercera que no teníamos ninguno controlada y que vista la diferencia que ya nos saca será complicado poder alcanzar si no hay algún desfallecimiento por su parte.
Mi reloj no se activa hasta que casi alcanzamos el kilómetro tres, así que mis referencias van a ser  las que me pueda ir diciendo Raquel o cada vez que pite mi reloj, aunque difieran del punto kilométrico.
Llegamos al cruce de las bodegas, kilómetro cinco, primer avituallamiento...cojo agua y bebemos los dos...con el calor que hace, nos debemos obligar a beber en cada punto, es otra de las cosas que hay que entrenar también de cara a la maratón, beber siempre, aunque no se tenga sed.
Vamos a llegar a Castillazuelo, momento del segundo avituallamiento, y esta vez...este año va a ser especial para mi.
Paula no me va a esperar en la línea de meta, ha querido subir, junto a su amiga Martina para ver la carrera desde allí y a ella es a la que busco y llamo para que me dé ese primer botellín de agua.
Saliendo de Castillazuelo, me sale mi "vena organizativa" de tantos años y he de parar a una moto de Protección Civil para decirle que falta una valla y un voluntario en la entrada de vuelta al pueblo...que lo vaya a avisar a quien proceda para evitar que nadie se tire recto en la bajada sin pasar por la plaza.
No lo puedo evitar ,a uno todavía le quedan "ramalazos" de aquellos seis fantásticos años en la junta del Club y el amor que siento por esta carrera.
Ponemos rumbo a Pozán, momento en el que nos cruzamos a la cabeza de carrera.
Esta vez con Eliseo Martín , en primer lugar, y muy sobrado respecto a su inmediato perseguidor.
Eliseo fue este año el atleta homenajeado, aunque ya lo debiera haber sido en 2013, sino hubiera tenido que "negociar" durante meses con su mánager de entonces y que me puso las cosas imposibles..todo muy surrealista.
Entramos ya a Pozán de Vero, siendo recibidos de manera eufórica por el buen amigo (y currante) Richi que un año más le ha tocado montar la carrera como sólo él sabe.
Poco antes de entrar, le digo a Raquel que regulemos hasta que lleguemos al punto más alto de la carrera, los 417 metros que están situados en el kilómetro 10,4 , justo tras pasar la casa de otro ex presidente del Club, como es José Emilio Marcen, que está de juez de paso a la entrada del pueblo junto al primer presidente y socio número 1 del Club, Vicente Salanova....pequeños datos de nuestra historia.
Una vez alcanzado ese punto, giramos a la izquierda, bajamos una calle y de nuevo giro "a izquierdas" para pasar el arco de la Comarca y siguiente avituallamiento.
Allí es Arancha (la que fuera directora del Gran Hotel estos años atrás y junto a la que formamos con la junta del Club un magnífico equipo) la que me guarda el botellín de agua como me había prometido.
Lo recojo, bebo y el resto me lo echo por encima de la gorra para refrescar la cabeza.
Tras el pequeño parón para avituallarnos, pregunto a Raquel que como va...me dice un "así bien" que entiendo a la perfección y me alivia porque yo no estoy para mucho más...por tanto, toca mantener el ritmo y no andarse con florituras.
Para mi sorpresa, de momento me estoy encontrando muy bien y puedo ir aguantando esos ritmos entre 4'20"/4'35" que vamos manteniendo sin ninguna de esas molestias que me habían acompañado últimamente.
Ahora es el momento en el que nos estamos cruzando a todos los corredores que van subiendo, recibiendo y alentando a partes iguales a muchísimas caras conocidas, tanto de Barbastro como de fuera, que hacen que se vayan pasando esos metros sin casi darnos cuenta.
Nos estamos acercando de nuevo a Castillazuelo, donde estará ubicado a su salida el kilómetro 14.
Sabiendo del siguiente avituallamiento en el interior del pueblo, saco un gel de mi cinturón para tomarme luego,momento en el que se me engancha con la camiseta y cae al suelo.
De manera inconsciente y a pesar que David me dice que para y lo recoge él, me doy la vuelta para cogerlo y pegarme después un pequeño calentón para ponerme de nuevo a la vera de Raquel.
Entramos al pueblo, tramo de bajada antes de llegar al frontón y callejeo hasta alcanzar la plaza.
Antes del avituallamiento me adelanto un poco para poder localizar a Paula y cogerle de nuevo el agua a ella, por ello y muy a mi pesar, debo rechazar el botellín que me acerca un niño que viene corriendo hacia mí....¡lo siento!.
Veo a Paula a lo lejos, la señalo y le cojo por segunda vez el agua...¡qué orgullo!.
Ahora sí, me tomo el gel saliendo de Castillazuelo y siguiendo la tradición de muchos años, saludo a su alcalde Joaquín que siempre está en el mismo punto viendo pasar la carrera.
Cuando salimos de nuevo hacia la carretera, en una pequeña subida, siento que me vuelve la molestia en la pierna izquierda que últimamente me está acompañando.
Lo primero que me viene a la cabeza es pensar que mi labor de ayuda para Raquel va a finalizar en breves, porque tendré que aminorar el ritmo y me tendré que descolgar.
Pero, como decía al principio, el cuerpo humano es la leche y a veces te sorprende de una manera tal que sientes como se "regenera" y te hace sacar fuerzas de donde creías que ya no había.
Poco a poco, me voy recomponiendo y vuelvo a correr con normalidad.
Antes de llegar de nuevo al cruce de las bodegas, nos alcanzan dos compañeros del Club, mi tocayo estadillano Fernando Latorre y el bueno de Enrique Salazar.
Llegan a nuestra altura, les mantenemos un poco el ritmo aunque poco a poco parece que se alejan.
Otra recogida de agua en el avituallamiento de las bodegas, de nuevo beber y "remojar" la cabeza...está haciendo calor , yo, estoy empapado y todavía quedan cinco kilómetros para llegar a meta.
Cuando llegamos al 17 escucho a Raquel que dice "ya se ve la Catedral"...me alegro de oirla, porque esa es una de las frases que más he repetido año tras año a aquellos que me acompañaban en carrera y con la que siempre he tratado de motivar y hacer ver la llegada mucho más cerca de lo que realmente está.
Particularmente, a mi, verla a lo lejos me da un plus de fuerza y energía enorme.
Hemos podido alcanzar a mis compañeros y vamos juntos hasta que Enrique debe parar aquejado de unos calambres.
Lástima porque estaba haciendo una magnífica carrera e íbamos muy bien compenetrados los cuatro.
Ahora estamos llevando un ritmo muy bueno y se está notando el tramo en bajada y la cercanía de Barbastro.
Cercanía que se palpa (y nunca mejor dicho) poco antes de la entrada hacia el Puente de Santa Fé, donde hay un grupo enorme de público con muchísimos niñ@s que ofrecen sus manos para que les sean chocadas y que yo trato de corresponder con todos y cada uno de ell@s, esperando no dejarme a nadie.
Un momento así. aunque parezca que no, sí que inyecta fuerzas para encarar esos dos últimos kilómetros para meta.
Cojo de nuevo agua en el avituallamiento poco antes del puente....es más necesidad psicológica que física...que en esos momentos es casi más importante.
Una vez cruzado el puente, comenzamos ya la subida al Silo...respiro, sitúo las gafas encima de la gorra. me paso la mano por los ojos para quitar el sudor y le digo a Raquel que vamos a subir esta rampa con tranquilidad, llegar sobrados arriba y a disfrutar el último kilómetro por Barbastro.
¡Ah!..y le pido riendo que tenga piedad de mi y que no se le ocurra "atacarme" en el último kilómetro porque mis piernas y mi cuerpo ya no están para más derroches.
En mitad de la subida veo a mi buen amigo Sergio que siempre tiene palabras cariñosas conmigo y al que le devuelvo un "tú sabes que estoy aquí gracias a ti"... que él entiende perfectamente.
En la primera curva a la izquierda veo y saludo a Agus, luego a Chema con su sobrina, fiel a su cita año tras año en el mismo cruce de entrada al Campo San Juan , a Javi que está animando desde arriba del puente y con el que en quince días nos enfrentaremos a la Maratón de Budapest...
Antes de pasar bajo el puente de las Capuchinas y por tanto "coronar" la subida, llega el momento en el que como cada año cuando llego a ese punto me presigno tres veces para agradecer haber podido llegar hasta allí (16 años consecutivos)  y desear que el próximo año mi salud y mi cabeza me permitan volver a disfrutar de todo.
Para mí,uno de los instantes más emocionantes de "mi" media.
A partir de ahora ya sólo queda disfrutar y dejarse llevar por las calles de Barbastro.
Bajamos por la Avenida de Navarra donde ya está el kilómetro 20...me giro para atrás y le doy a David las gracias por el acompañamiento en carrera con la bici...él le quita importancia pero la verdad es que ese apoyo físico y moral ayuda muchísimo.
Entramos ya en el casco urbano de Barbastro, yo, me estoy encontrando genial, con unas sensaciones que hacía años que no tenía.
Procuro chocar las manos de los chavales, saludo a todos los que me animan...no dejo de "jalear" a Raquel para que disfrute de esos últimos metros.
En las calles de Barbastro, al igual que en Castillazuelo y Pozán de Vero este día, siempre hay un extraordinario ambiente, eso, a pesar de la muy considerable bajada de participación de este año ,210 llegados, (rebuscando en mis archivos y de las que yo he participado sólo en la primera que corrí en 2001 hubo menos participación (195) y estoy convencido que para volver a las cifras de los más de 500 inscritos que se mantuvieron hasta hace un par de años sólo hacen falta un par de retoques y, no precisamente volver al "pasado federado y marquista"...¡que los tiempos han cambiado!.
Y es que , de todos es conocida mi defensa a la celebración de esta media maratón en esta fecha (fin de la vendimia) y en sábado por la tarde....porque ese plus de ambiente que hay en las calles y en la meta sería impensable por la mañana...ejemplos tenemos varios.
Tras todo el callejeo de subidón por el centro, giramos a la izquierda y encaramos la última recta en subida hacia la línea de meta.
Yo, estoy enormemente feliz...sin saber con exactitud qué tiempo total llevamos por la no activación de mi GPS de salida, sé que vamos a bajar de una hora y treinta y cinco minutos, algo que me parecía impensable este año por las malas sensaciones y dolores que he tenido.
Metros antes del último arco veo que la familia de Raquel ya tienen a su hija preparada para que entre con su madre en meta.
Aminoramos el ritmo para que la pueda coger, le doy la mano y la impulso un poco para que entre delante de mí en la línea de meta..
Increíble...a pesar del cansancio físico, mental y la falta de confianza que últimamente tenía en mí, acabo mi 108ª Media Maratón en el puesto 36º con un tiempo de 1h 33' 08" a una media de 4'25"...(por cierto, sexto clasificado del Club...) y con sensación de haber podido dar más...orgulloso del trabajo y de cómo han respondido estos cuatro huesos.
Tras la llegada y como él hace siempre, esperamos junto a mi tocayo Fernando Latorre al bueno de Enrique que llega roto y llorando....hoy, sólo fue un mal día para él..volverán a llegar mejores, ¡seguro!.
Extraordinario "ensayo" para la Maratón y excelente manera de celebrar mi cumpleaños de la forma que me gusta...sin grandes "fastos" y disfrutando de algo que me llena...no necesito más.
Finalizó Barbastro , ahora , todas las vistas están puestas en esos 42195 metros en Hungría, pero, si las piernas y el corazón me respetan espero poder seguir escribiendo esta "especial" historia mía muchos años más.
Gracias por las fotos a:
Arancha Buera, Gemma Davias, Noemí Labara, Hugo Loriente, Manuel Salanova , Antonio Solano y VIVIR SOMONTANO.
"Es más valioso un gramo de acción que una tonelada de intención"




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